Era uno de esos momentos en los que deseas salir corriendo, saltar tan alto como para perderte entre esa blanca brisa que existe en tu imaginación y dejar vivir de una vez por todas a los demás. Suena mejor de lo que piensas. Intenté recostarme y distraer un momento mi mente, pero tengo esa extraña manía de confundir mis latidos con mis parpadeos y mi respiración y cada movimiento corporal me agota cuando soy conciente de el. Agotada, perdida entre lágrimas y un triste sudor frío. Sentí la necesidad de ponerme de pie y pedir perdón de rodillas, rogar hasta que pudiera alzar la mirada y el pavor de la derrota me dejara sola, intenté vivir por tí. ¿Lo ves? Fue un gran error intentar luchar contigo por querer pelear conmigo. Te extrañaré, inocensia.
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